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perfectbody

Ayer la actriz Inma Cuesta nos propuso jugar a las 7 diferencias entre una foto suya original y la retocada que salió publicada en portada de un medio nacional. No las conté, pero posiblemente había más de 7 cosas cambiadas para hacer de una actriz guapa de por si, un modelo ajustadísimo a los cánones de belleza mediáticos.

Hacía tiempo que quería escribir sobre cuerpos, normas y presiones, dado que nuestra figura es nuestro instrumento para el sexo y hemos de quererlo como es para conocerlo y disfrutarlo. Reconozco que el tema me daba algo de pereza, quizás por demasiado tratado, pero Inma y la repercusión que ha tenido su acción, me ha dado la excusa que necesitaba, porque nunca está de más denunciar las absurdidades.

Nota previa: voy a escribir teniendo en cuenta el género femenino porque somos nosotras las que tradicionalmente más hemos sufrido la presión del ideal físico. Pero también hay hombres que la padecen, así que voy a usar el femenino plural como inclusivo del masculino (por una vez que lo hagamos tampoco pasa nada).

No deja de sorprenderme leer a algunas chicas altamente populares, de las que hoy reciben centenares de piropos en las redes sociales por su cuerpo, que cuentan haber tenido complejos de adolescentes. Yo también los tuve y bastante fuertes. Unas por tener poco pecho, otras por tenerlo separado, o demasiado grande (éste era mi caso), por un culo muy prominente o demasiado plano. Sé que la pubertad es un momento muy malo para querer nuestro cuerpo y por suerte en muchos casos es temporal. Pero en otros no lo es y se acaban arrastrando sentimientos hacia uno mismo o, en el peor de los casos, se llegan a producir trastornos graves. ¿En qué coño de sociedad vivimos para que ocurra esto? ¿Para que chicas de 20 años, con pieles tersas y cuerpos suaves, se sientan mal consigo mismas?

Afortunadamente, hay numerosas iniciativas en la red para ayudar o apoyar a que quienes no se ajustan a las medidas sociales. También hay marcas que están descubriendo el potencial de dirigirse a mujeres que lucen unas proporciones más habituales. En las pasarelas se ven modelos de lo que se llama tallas grandes. Quizás no os habréis percatado, pero en estas frases anteriores he evitado usar la expresión «mujeres reales«, que me horroriza, porque quienes estamos delgadas, ¿no somos reales? Pues sí, lo somos. Y otra cosa, ésta ya directamente me ofende, es que en artículos dirigidos a esas personas «reales» a veces nos tildan a las delgadas de amargadas, obsesionadas con la figura o frívolas. Algunas somos menudas por genética, otras lo son por gimnasio y dieta pero, en cualquier caso, para denunciar los ridículos cánones de bellezas actuales no hay que atacar a quienes estamos cerca de ellos.

Quienes me seguís en redes sociales, habréis visto que publico fotos mías. No aplico photoshop a ninguna, si acaso algún retoque de luz o encuadre. Alguien me dijo que en cierta foto se me veía algo más gorda. Otros, que estoy muy delgada. Resignación, seamos como seamos, siempre habrá quien critique. Y siendo mujeres, parece que algunos se creen con más derecho a hablar sobre nuestra apariencia física.

Tu cuerpo es tuyo. Quiérelo, conócelo, mímalo, cuídalo. Volviendo al tema de este blog, el sexo, tu cuerpo te puede dar muchas satisfacciones, no dejes que por vergüenza te impida disfrutar de un buen polvo. Ten en cuenta dos cosas. La primera que ninguna somos producto de retoques fotográficos. La segunda que puede que esa parte que tú odias, sea deliciosa para tu acompañante.

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  • Rafael
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    Excelente!!! 😀

  • Guan Yin
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    Es una risa esta sociedad, donde joden a la mujer con tendencias estupidas y absurdas. La naturaleza de la mujer es perfecta, y quien diga lo contrario es un retrasado mental o retrasada mental. Lo siento pero a mi estas gilipoyeces sólo me sale contestarlo del mismo modo.

  • Radar
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    Totalmente de acuerdo. He sido víctima indirecta de la presión social hacia una estética determinada. Después de muchos años volví a encontrarme con una chica que siempre me volvió loco. En este tiempo había sido madre y ganado peso. La encontré Igual de encantadora que siempre y por fin cumplimos nuestro mutuo deseo de hacernos el amor por horas. A pesar de ello, cometí la irremediable torpeza de comentar a quien creí amigo que estaba algo desmejorada por el peso ganado. No sirvió de nada que ahora yo esté enamorado sin remedio no solo de su físico sino sobre todo de su carácter. Esas palabras la hirieron con razón, y ni una vida será suficiente para que me vuelva a ver como antes. Creo que perdí al amor de mi vida por un estereotipo superficial. No se lo deseo a nadie

    • Arola Poch
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      Todos estamos afectados por la presión social y lo importante es saber canalizarla para que nos afecte lo menos posible. Pero a veces es muy difícil. Gracias por compartir tu historia. Un abrazo.

  • lolaflor
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    Es lo que yo intentaba decir en el post de «Sobre gordas, flacas y demás»: https://lolaflor.wordpress.com/2015/07/29/sobre-gordas-flacas-y-demas/

    🙂

    Es un tema que siempre me planteo volver a tocar, porque aunque va cambiando poco a poco, sigue haciendo mucha mella en las mujeres (y también algún hombre, pero sigo en la línea de tu post).
    Me ha gustado mucho tu post.

    Ah y ya había visto lo de Inma Cuesta, y la verdad me quedé de piedra, es que parecía otra, que bien que lo publicara.
    Besos!

    • Arola Poch
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      Por ahora sigue siendo necesario denunciar todo esto. A ver si en un futuro no lejano, ya no tenemos que escribir estos posts. Un beso!

  • Rafael
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    Me ha gustado mucho esa sinceridad tuya respecto de las mujeres más delgadas.
    Tienes razón. A mí me gustan las mujeres mas bien rellenitas y a veces he tenido la torpeza de hacer algún comentario sobre la delgadez que no ha caído bien.
    Esta claro que tod@s tenemos derecho a sentirnos a gusto con nuestros cuerpos y ya esta.

    • Arola Poch
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      Opiniones que han caído mal creo que las hemos dicho todos, con o sin mala intención. Lo importante es la conclusión final: todxs tenemos derecho a sentirnos y a que nos dejen sentir a gusto con nuestro cuerpo. Gracias por tu comentario, Rafael 🙂

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