«En algún lugar más allá del arco iris los sueños se hacen realidad», cantaba Dorothy en «El Mago de Oz». Por eso el arco iris es la bandera LGBT. En los años 50, «ser amigo de Dorothy» era un código utilizado por la comunidad norteamericana para manifestar que se era gay. Dorothy tenía un grupo de amigos «raros». Reivindicando la diferencia.
Esta pasada semana se ha celebrado la fiesta del arco iris con Madrid convertida en la capital mundial del orgullo LGBT. Más allá de desfiles y carrozas, había interesantes exposiciones para no olvidarnos el por qué de la «fiesta». En 1977, hace sólo 40 años, se celebraba en España la primera manifestación a favor de los derechos de las personas homosexuales. Unos derechos tan «simples» como poder amar a quién quisieran sin que eso fuera delito o sin que hubiera algunos empeñados en curarlos por «desviados». Hoy en día sigue habiendo países en los que estas barbaridades están vigentes. Eso no podemos olvidarlo.
Las reivindicaciones pueden hacerse de forma festiva, por supuesto. El orgullo LGBT lo es. Pero espero que la apariencia no se coma al fondo. Con la inestimable influencia de una sociedad capitalista que todo lo transforma en consumo, la cantidad de souvenirs arco iris que se podían ver en Madrid estos días apabullaba. Llevar una bandera de colores molaba. ¿Y el resto de días? ¿Las tiendas que ondeaban ayer los colores son integradoras el resto del año? ¿Todos los que acuden de forma multitudinaria a las manifestaciones aceptan bien ya no solo la homosexualidad sino el resto de opciones? El arco iris representa un gran diversidad a integrar en la sociedad de verdad, no solo para la foto.
Mientras visitaba un sex shop gay, una exposición sobre la lucha en nuestro país por los derechos LGBT y una muestra de fotos sobre la diversidad de personas y relaciones, pensaba que en nuestra sociedad la homosexualidad está más o menos aceptada gracias a la enorme lucha de algunas personas y colectivos. No está todo hecho, claro está. Hay que seguir empujando por ahí con una mano para seguir avanzando y, en paralelo, mostrar con la otra esas minorías diversas en cuanto a identidad de género u orientación sexual. Personas transexuales, transgénero, asexuales, lesbianas, bisexuales… siguen necesitando de visibilización y reivindicación. Mientras se acuñen palabras acabadas en fobia, será necesario.
Y, además, me faltaría una tercera mano con la que alzar las prácticas sexuales minoritarias. Personas fetichistas, dominantes y sumisos, sádicos y masoquitas… que siguen siendo vistos – por algunos – como pervertidos. Las prácticas eróticas no entienden ni de géneros ni de orientación sexual. Mujeres y hombres usamos juguetes sexuales (masturbadores masulinos, vibradores, dildos…), hay BDSM gay y hetero, jugar nos gusta a todos. Las eróticas minoritarias son transversales. Pero en el colectivo LGBT se viven, en general, con mayor naturalidad. Ya se ha salido de un armario más grande y el «a quién le importa lo que yo haga» se asume con mayor conciencia.
Solo por ser fetichista no han condenado nunca a nadie. Ser señalado como raro no es comparable a recibir 70 latigazos por ser homosexual. Por qué vivir dentro de un armario, cuando la vida está llena de colores.
Me gusta muchísimo Arola y esto debería ser siempre el resto del año es decir que no hubiera diferencia con nadie, cómo cuánto subes en el metro en hora punta no te fijas en nadie y todo el mundo pasa desapercibido porque no puede ser así no lo voy a entender nunca, a mí me da igual que una persona sea gay lesbiana y heterosexual bisexual… porque se tiene que juzgar a las personas por su forma de ser, no sé creo que me aquí hemos dado un pasito pero en otros países. En fin será un sueño que esto algún día cambie en todo el planeta.???