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El pasado domingo en un programa de televisión nacional hacían una pregunta a los espectadores: ¿El sexo está sobrevalorado?. Tras un trivial debate se vieron las votaciones. Un 61% contestó que sí. Un 39% que no. No había una opción depende.

Recuerdo que en el programa Wisteria Lane de Radio 5 (entrevista en el minuto 22:50), Paco Tomás me hizo la misma pregunta y no me pareció fácil de responder. En parte es cierto que hablamos demasiado de sexo (más de forma pública que privada) y lo situamos en un pedestal. Pero no es menos cierto que tenemos que poner en valor la sexualidad (en todos sus ámbitos, también el referido a la práctica) y darle la importancia que tiene.

El sexo no está sobrevalorado, está infravalorado. Se habla mucho de sexo pero sin criterio, quedándonos en ideas comunes, con superficialidad y, en algunos casos, con cierta vergüenza. A algunos les sigue causando pudor hablar de masturbación, una ligera guasa opinar sobre mejor con o sin pelo en los genitales o una sonrisa oír a personas mayores hablando de sexo. He oído quejas por hablar con rigor de penes y vulvas porque «pueden haber niños escuchando». Si ya ahí nos trabamos, no podemos profundizar más. Además, mantenemos la idea de que las relaciones sexuales son sinónimo de coito. Todo esto aporta una perspectiva muy pobre del asunto que infravalora el sexo.

Valorar el sexo en su justa medida implicaría hablar de sexualidad desde una visión más amplia donde tuviera cabida qué somos, cómo lo vivimos y qué hacemos.

Valorar el sexo en su justa medida implicaría tratarlo desde una perspectiva realmente inclusiva, donde de verdad nos creemos que tienen cabida las diferencias en cuanto a identidades, orientaciones, eróticas… Y no solamente decir que sí, que todo está muy bien, pero luego señalar al diferente.

Valorar el sexo en su justa medida implicaría creernos honestamente que hay vida más allá de la penetración, que un encuentro sexual en el que hay otras prácticas también es «completo» y plenamente satisfactorio.

Valorar el sexo en su justa medida implicaría aceptar que somos y vivimos el sexo desde que nacemos hasta que morimos y tratarlo, en cada momento, como se requiere.

Valorar el sexo en su justa medida es dotar a todas las personas de un conocimiento alejado de moralidades que les permita aceptarse para poder desarrollar su sexualidad de forma positiva.

Valorar el sexo en su justa medida es reconocerlo como fuente de placer y de crecimiento personal.

Hay más cosas pero solo con éstas ya ganaríamos. Porque, en realidad, seguimos con presiones, con poca información, con «obligaciones» de género, con silencios, con mitos, con estereotipos… Así, el sexo no puede mostrar el potencial que tiene.

Por cierto, el sexo no tiene que estar ni sobrevalorado ni infravalorado, simplemente necesita el sitio que le corresponde.

Un apunte aparte sobre el uso de la palabra sexo. En la pregunta sobre si el sexo está sobrevalorado, sería más correcto decir «las relaciones sexuales» o «las prácticas eróticas». Porque el sexo nos define, no lo hacemos. Es importante hablar bien para entendernos pero como buscamos precisamente eso, entendernos, tendremos que usar el vocabulario de la forma que comúnmente se utilice y poco a poco ir afinando conceptos. Hablar de sexuaciones, sexualidades, hecho sexual humano o seres sexuados es muy interesante para los profesionales pero aleja. Y la causa bien merece ser cercanos.

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Showing 11 comments
  • Gabe Damage
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    Pensé que aparecías en ese PROGRAMA o habías aparecido dando tu opinión. Yo medio ví algo, ya que andaba haciendo unas cosas y mi Mamá lo estaba viendo en Sky en el Canal dedicado a TV Española.

    Como siempre, muy buena NOTA.

    • Arola Poch
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      No, qué va. Yo no estuve en ese programa pero me sirve para reflexionar sobre ello 😉 Gracias por tu comentario.

  • Ollienatrix
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    Me encanta tu pensar… no esta sobrevalorado…esta infravarolado….esperemos algún dia las personas den el valor que el sexo se merece…saludos

  • Intimidad_Compartida
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    Felicidades, Arola:

    ¡Qué acertada apreciación de este gran desconocido vocablo! «SEXO», tan recurrido y tan estigmatizado, tan lucrativo y, a su vez, tan repudiado por la arrogancia (in)-cultural, inclusive «castrado» por la educación, la religión, la ignorante soberbia de quienes pretenden embotellar un océano de libertades, quienes ansían someter ortográficamente una narración no escrita, quienes pretenden sumar con los dedos de las manos las arenas de un desierto por descubrir… La sexualidad no tiene límites ni fronteras, su esencia se encuentra en un susurro, una mirada, una sonrisa, incluso en el coito (el gran «actor de reparto» de este film de misterios y erotismo, que much@s confunden con el protagonista…).

    Confío en que pronto much@s vean el mundo con la claridad de tus palabras. ¡Enhorabuena!

    • Arola Poch
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      ¡Muchas gracias por tu comentario! Me gusta tu apreciación del coito como actor de reparto y no protagonista 🙂 ¡Un saludo!

  • Maryasexora
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    Como bien dices, se habla mucho pero mal. Más que hablar mucho, se fanfarronea mucho, porque a la hora de ponerse serios y hablar de verdad, nos volvemos mudos…
    Fantástico post para reflexionar, como siempre.
    Besicos

    • Arola Poch
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      Nos entran los silencios, la vergüenza, los tabúes… Hablamos mucho pero mal, efectivamente. ¡Gracias por pasarte por mi blog y comentar! Besos

  • Bigfoot
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    Tienes tódal a razón guapa. Para mi el sexo es vida pero, quizás por gracia o quizás por desgracia, no he encontrado parejas a las q les guste como a mi. Me refiero a ser abiertas a probar y con curiosidad e iniciativa. Me encantaría saber dar lo que me pidan pero me confieso bastante ignorante en muchos campos. También diré q me gusta anteponer el placerde ella al mio casi siempre pero peco de egoista algunas veces y a lo mio….que tampoco esta mal. Cuídate y muchos besos

    • Arola Poch
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      Gracias por leer mi artículo y por tu comentario. Saludos 🙂

  • Pablo
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    Concuerdo plenamente en que no hablar del un tema adecuadamente, no hacerse preguntas interesantes, etc. es un modo de no dar importancia a un tema que bien podría merecerla. Precisamente el que el sexo se haya mantenido como tabú por tanto tiempo tiene acostumbrada a nuestra sociedad a que el punto sea mencionarlo o no mencionarlo, y no una cuestión de profundidad o multidimensional. Quizá se puede profundizar incluso más de lo que te da de espacio un blog, y la cuestión invita al debate más activo. Una de las cuestiones que me parecen obviamente fundamentales pero no se tocan mucho por estos tiempos, tal vez desde que el psicoanálisis perdió fuerza, es la de por qué: por qué la inclinación humana al erotismo o cuáles son los factores que determinan el impulso y sus consecuencias más simbólicas. La explicación adaptativa como determinismo no me parece convincente, pues existen personas que pueden utilizar el acto sexual con fines estrictamente reproductivos y sin otros fines o simplemente no consumarlo; es decir, tener un control pleno sobre la sexualidad en ese aspecto, de modo que los impulsos no nos condenan a mandatos evolutivos. Bueno, eso es solo una cuestión, pero habrá muchas más.

    Saludos de uno de un seguidor de tus huellas.

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