Según datos recientes, en España hay unos dos millones y medio de personas que sufren disfunción eréctil y la tendencia dice que este dato irá en aumento en los próximos años. ¿Qué quiero decir? Que la disfunción eréctil es un problema que tiene más incidencia de lo que nos podría parecer. ¿Hay que ser negativos ante esto? No, porque, aunque a veces pasa, tiene solución.
Las causas de la disfunción eréctil son variadas. Pueden ser físicas debido a enfermedades (vasculares o neurológicas principalmente), por el efecto secundario de algunos medicamentos, por déficit de hormonas, entre otras. También puede haber causas psicológicas, como el estrés, la ansiedad, la depresión, presiones alrededor de los encuentros eróticos… Los factores psicológicos causan alrededor del 10-20% de los casos de disfunción eréctil. Es decir, la mayoría son causados por alteraciones físicas.
Sea cual sea el motivo, la disfunción eréctil genera unas consecuencias psicológicas, más o menos acentuadas, en el individuo que la sufre. Por supuesto, lo primero son unas consecuencias físicas ya que la disfunción eréctil es la incapacidad de conseguir o mantener una erección suficiente para mantener una relación sexual satisfactoria. Ese es el síntoma principal – que puede darse de forma ocasional o recurrente. Pero más allá de esto, hay unos posibles efectos psicológicos causados por la disfunción eréctil.
¿Cómo afecta la disfunción eréctil?
Hay varios factores que influyen en el efecto que la disfunción eréctil puede tener en la persona que la sufre. No es lo mismo, por ejemplo, si el problema se da de forma ocasional o recurrente. En el segundo caso, obviamente, tendrá más consecuencias. Tampoco es lo mismo según el momento vital de la persona o según los recursos eróticos que tenga. Quiero decir que se puede disfrutar de la sexualidad de muchas maneras y si la persona es capaz de gozar junto a su pareja más allá del coito, le afectará menos un posible problema de erección.
Pero tenemos un modelo sexual que sitúa al hombre y a la penetración en el centro del encuentro y que da mucha importancia a la erección. Bajo este punto de partida, socialmente muy interiorizado, es normal que cuando esto no se produce, las personas puedan verse afectadas a nivel psicológico. Algunos efectos posibles:
Autoestima. Bajo este modelo, tener problemas de erección puede ser un lastre para la autoestima ya que hace que el hombre sienta que no cumple con las expectativas. Esa manida expresión de «no estar a la altura» puede pesar especialmente. Sobra decir, que nadie tiene su altura en la entrepierna, pero los estereotipos sociales están interiorizados y afectan.
Ansiedad. El encuentro sexual pasa de ser un momento de goce y diversión, a un momento estresante. Por ello se produce la ansiedad ante el encuentro y ésta no es una buena aliada para enfrentarnos al problema.
Fobia. Cuando el problema es persistente, la ansiedad aumenta y puede llegar a producir miedo a las relaciones coitales, lo que provoca que se eviten, con las consecuencias que puede tener en la salud y en las relaciones de pareja.
Inseguridad. El hombre siente que no puede abordar la relación sexual con la misma seguridad con que antes lo hacía. En una sociedad donde se asocia la erección con la masculinidad, la persona se puede llegar a sentir menos «hombre», con el efecto negativo que eso puede producir respecto a la inseguridad en otros ámbitos de su vida (no solo en el sexual).
Vergüenza. Relacionada con la autoestima, las personas suelen sentir vergüenza al no poder «cumplir» (volvemos al modelo sexual y las presiones que conlleva). Si a esto le unimos que no estamos acostumbrados a hablar de sexo y menos cuando es para comentar un problema de este tipo, muchas veces la disfunción eréctil no se comenta y, entonces, no recibe el tratamiento adecuado, con lo que mantenemos el problema, y con él, todas sus consecuencias.
La disfunción eréctil va más allá de algo físico, no debemos minimizar su importancia. De todas estas consecuencias, la primera que debemos abordar es la última. La vergüenza es el inicio del pez que se muerde la cola, de la situación que se retroalimenta. Al no solucionar el problema, sus consecuencias se ven incrementadas. Rompiendo con la vergüenza, pedimos ayuda y ese es el inicio de la solución.
La disfunción eréctil tiene solución.
Hay diferentes tratamientos según la causa: vía oral, tópica, intrauretrales, intracavernosos en el pene, bombas de vacío, cirugía revascularizadora, así como terapia hormonal, e incluso prótesis de silicona. Para saber cuál es el necesario en cada caso, se debe acudir al especialista.
A veces pasa, sí, pero no te preocupes porque tiene solución.
Da pié a la infidelidad o incluso a la infidelidad consentida.
Yo creo que no debería, en todo caso debería dar pie a la búsqueda de la solución conjuntamente. Pero, obviamente, cada pareja vive las cosas a su manera. A parte, un matiz: si la infidelidad es consentida por todas las partes, entonces no es infidelidad. Yo, al menos, lo entiendo así. ¡Gracias por tu comentario!
Me encanta tu página, porque puedo explorar temas que no en cualquier lado se puede o se tienen como tabús, como ese de la infidelidad consentida a tu pareja. Te mando un saludo y Felicidades!
¡Muchas gracias por tu comentario! Un saludo 🙂
Totalmente de acuerdo contigo Arola
Este tema es la pescadilla que se muerde la cola. Al producirles vergüenza porque les toca en la línea de flotación de su autoestima, algunos le echan las culpas de esta disfunción a sus parejas como si ellas fueran culpables de algo que probablemente tenga un origen distinto. De nada hay que avergonzarse. Para eso están especialistas y sexólogos, para consultarles. Es una pena que muchos hombres lleven está situación en silencio como si fueran los apestados de otros siglos. Sé de algún caso que está cerrado en banda para pedir ayuda. Dejar a un lado la sexualidad es un problema.
Un saludo y te felicito por la entrada
Como siempre, de acuerdo contigo. Lo de la vergüenza se arrastra, en buena medida, por la idea estereotipada del papel del hombre en el sexo: el supermacho siempre a punto, con lo que la disfunción eréctil es «fallar» como hombre. Tenemos que ir desterrando esas ideas y, como bien dices, integrar una sexualidad sana y positiva. Mil gracias por tu comentario. Un beso!