In Sin categoría

Estoy segura de que no soy la única que ha oído conversaciones sencillas, sin mayor trascendencia, en la que alguien dice «es que mi marido/mujer es muy celoso/a». Una especie de justificación hacia alguna conducta ilógica o incluso como muestra de amor. Hace unos meses oí esta frase en boca de una actriz porno respecto a su pareja sentimental y profesional: «fuera de esto somos una pareja normal, él es muy celoso». Y yo no dejo de sorprenderme porque asimilamos los celos como algo trivial, poco significativo, cuando, bajo mi punto de vista, son algo gravísimo y que debería más bien preocuparnos. O como mínimo avergonzarnos un poco, no soltarlo sin más y quedarnos tan panchos.

corazón amor pareja celos

Los celos, sentimientos del amor romántico

Socialmente los tenemos asumidos como algo casi inevitable entre personas que se aman. No solo que se aman, que lo hacen «de verdad». Los celos, según define la Real Academia Española (RAE), son la «envidia del bien ajeno, o recelo de que el propio o pretendido llegue a ser alcanzado por otra persona». Hablamos de posesión de objetos y así lo asimilamos en las relaciones de pareja. La RAE nos da otra acepción: «sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra». No voy a entrar aquí en la forma en que tengo de entender el amor de pareja como algo amplio y no excluyente a otros amores. Se puede amar a varias personas a la vez y no estar loco. Y esto implica alejarnos del concepto celos. Pero como sé que esa no es la forma común de enfocar las relaciones, no voy a seguir por aquí. Volviendo a la definición y siendo lógicos, si mi miedo es que la persona amada mude su cariño hacia otra, al mostrarme celoso/a será más fácil que esto ocurra. Con actitudes de posesión se consigue precisamente lo que queremos evitar. Así que, se mire como se mire, los celos no tienen sentido ninguno.

Pero los celos son sentimientos y no entienden de lógica. No culpo a nadie por sentirlos porque nadie es responsable de sus emociones ni tampoco podemos controlarlas. Pero sí podemos decidir qué hacemos a partir de ellas. Los celos, llevados a extremos, pueden tener unas consecuencias gravísimas. Los casos de violencia de género tienen como base una concepción de la relación basada en la posesión y rematada con celos patológicos. En esta última palabra está el quid de la cuestión: cuándo podemos considerarlos un problema o problemón, mejor dicho. Hay casos obvios como el de los asesinatos a parejas pero voy más allá. Creo que todos aquellos casos en que se manifiesten en una conductas de sospechas infundadas, discusiones injustificadas, necesidad de explicar cada paso que se da… son problemáticos y deberíamos asumirlo como tal. Porque hasta que no se asume, no se busca remedio.

Aquí nos encontramos con ese ideal del amor romántico, de la media naranja, de la posesión, del «sin ti no soy nada», del «quién bien te quiere te hará llorar»… que hace que le restemos importancia a estos sentimientos. Los celos son negativos en sí mismos aunque solo sea por una cuestión de base: la propia persona pasa un mal rato sin necesidad. Y, a partir de ahí, las consecuencias pueden ir in crescendo. Alguien, a lo mejor, me dice que puede que el mal rato no sea sin necesidad, sino que esté justificado. Entonces será por engaño, por decepción, por frustración…

Domesticando los celos

Ahora es cuando llega, J (sea quién sea J) y me dice: «todo esto está muy bien, pero yo siento celos. ¡Ya me gustaría no sentirlos!». Lo decía hace un par de párrafos, no podemos eliminar los sentimientos a nuestro antojo, pero sí podemos modelarlos y controlar las acciones que se derivan de ellos. Lo primero se consigue aplicando la lógica y el sentido común, analizando bien la situación y las razones que tenemos, realmente, para temer por esa pérdida. De esta manera también conseguimos domar nuestras acciones. Si no tengo razones para estar así, no las tengo para actuar asá. También puede funcionar intentar vernos desde fuera, como observador externo. ¿Estoy actuando de forma lógica o proporcionada? ¿Me gusta cómo me veo? Por supuesto, nadie ha dicho que sea una tarea fácil y no pretendo que con un simple párrafo se pueda superar un problema de este tipo. Para eso estamos los psicólogos titulados.

Hay, además, otra idea fundamental: se nos vende tanto que los celos forman parte de una relación, que lo primero que debemos hacer es desaprender esas ideas arraigadas. Y ese primer paso no siempre es fácil pero si somos conscientes y queremos hacerlo ya estamos un poco más cerca.

candado celos

Celos, celo y compersión

Los celos, tenemos que creérnoslo ya, no aportan nada a una relación, no tienen ninguna justificación y deberíamos tomárnoslos en serio. Más en serio. Muy en serio. Hay una palabra con un significado contrario: compersión. No está aceptada por la RAE pero sí se usa en ciertos ambientes. La compersión es sentirse feliz porque tu pareja está feliz. Es una sensación mucho más productiva para uno mismo y para la relación. Pero cuando a alguno le hablas de ella te mira como si fueras un ingenuo, un iluso o incluso un hippy trasnochado.

Sigo con el diccionario, porque la definición de celos da para mucho. En este caso en singular. Celo se define como «interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona» y también como «cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo». En otro orden de cosas, el celo en los animales es el apetito sexual. El singular nos habla de interés, cuidado, esmero… e incluso de deseo. Cómo cambia la historia por una letra.

Más celo y menos celos.

Recommended Posts
Showing 9 comments
  • jlpueser
    Responder

    Me alegra que alguien que tiene la oportunidad de aparecer regularmente en un medio público y sus opiniones alcanzan a tanta gente, exprese en voz alta cosas tan sensatas y tan necesarias. Gracias.

    Siempre me ha costado entender cómo la gente adulta no sabe salir por si misma de esa trampa cultural que es el «amor romántico» y todo el enfermizo lastre, los celos, que conlleva. Todo el mundo acepta como ejemplo de amor del bueno el amor paternal. Amar a un hijo significa que deseas que le pase todo lo mejor en su vida, aún sea costa de sufrir por ello. Por ejemplo, cualquier padre en su sano juicio (en nuestra sociedad occidental y nuestros días) estará feliz de que su hijo vuele de casa a construir su vida lejos del nido, a pesar del dolor que produce que se aleje. Eso es verdadero amor, desear la felicidad del otro, aún a tu costa. Pues si eso se entiende y se está de acuerdo en que es el amor verdadero, ¿por qué no se aplica la misma definición al amor de pareja? Si amo a una persona (dejando a un lado a los hijos y familia) le deseo su felicidad, y si la felicidad de mi pareja en un momento dado pasa por que ella sienta amor por otra persona, por ejemplo, pues adelante con ello, es libre de buscar su felicidad de la forma en que así lo sienta. Me asustará, quizá, el que sin yo desearlo, las cosas van a cambiar quién sabe cómo, y que seguramente yo voy a «perder», pero me hará feliz si eso le hace feliz a ella. La palabra «compersión» no me gusta nada, la verdad, pero el sentimiento que define me parece la verdadera esencia del amor.

    • Arola Poch
      Responder

      Fantástica comparativa con el amor paternal. Es cierto, si quieres a alguien deberías querer su felicidad y sentirte feliz con ello. Compersión como palabra pues no sé si es bonita o fea (viene del inglés) pero de momento no tenemos otra y el sentimiento que describe sí es precioso. Dices que «seguramente voy a perder», pues no sabría qué decirte. Hay gente que con la compersión siente que gana. Y, en cualquier caso, yo creo que las relaciones de pareja han de sumar y nunca restar. Esa debería ser la base. Y volviendo a los celos, me da cierta rabia que los trivialicemos tanto. En fin. Muchísimas gracias por tu comentario y por ese inicio en que me llamas hasta sensata. Ozú 😉 Un saludo.

      • jlpueser
        Responder

        Por lo que se ve a nuestro alrededor, creo que la sensatez suele ir más de la mano de actitudes minoritarias que de las “verdades” que sigue la masa… ¡Olé por tu actitud ante la vida!

        En realidad he puesto “perder” entrecomillado porque se dan las dos circunstancias, la pérdida de algo que tenías y la ganancia de felicidad en el conjunto de la relación. Si la persona con la que estabas compartiendo un montón de tiempo de calidad en tu vida pasa a compartir parte de ese tiempo con otra persona, tú te quedas sin ese tiempo, y ahí hay una pérdida. Pero es cierto que el balance final de felicidad es positivo: yo gano la felicidad al ver a mi pareja feliz, ella gana porque tiene un nuevo amor en su vida, y “el nuevo” pasa a disfrutar de algo que no tenía antes. Un chollo, vamos. 🙂

        • Arola Poch
          Responder

          Con lo de «perder» tiempo, tampoco subestimemos el ganar tiempo para uno mismo, el descubrir que en soledad también se puede estar bien. Pero bueno, al final, que todos los implicados estén contentos y a gusto con la situación.

  • Jose
    Responder

    Me ha gustado mucho tu observación a cerca de celos y celo,y también que me hayas enseñado una nueva palabra llena de esperanza ,compersión.En todo caso como dices estamos ante un problema muy serio que no creo que pueda sersuperado sin ayuda profesional.Me gustaría aprovechar para preguntare si te consta que los celos se sufren en silencio con frecuencia ,o esto es muy raro.Muchas gracias.

    • Arola Poch
      Responder

      Los celos se sufren también en silencio. Depende de la persona y de cómo los viva. Piensa que hay diferentes intensidades, cuando se sienten de forma suave muchas veces nos los callamos. Pero como digo en el artículo, los celos en si mismos no son malos (o como mínimo no podemos decir que no los tenemos), es lo que se deriva de ellos. Compersión es una palabra de significado muy bonito. Me alegra habértela presentado. ¡Muchas gracias por tu comentario!

      • Jose
        Responder

        Gracias por tu ayuda!

    • jlpueser
      Responder

      Si realmente quieres «superarlo», es «fácil». Entro en «modo P. Coelho»: si te amas a ti mismo lo suficiente como para no tener miedo a estar solo, podrás amar a otras personas sin miedo a perderlas, porque tu felicidad no dependerá de ellas. Y en ese momento tu amor hacia ellas pasa a ser «auténtico» y los celos se desvanecen como por arte de magia… Al menos así lo vivo yo, y me funciona.

      • Jose
        Responder

        Muchas gracias,creo que es una buena idea!

Dejar un comentario