Dentro del BDSM cada letra tiene un significado y recoge una serie de prácticas eróticas no normativas. Hoy es el turno de la B que es la inicial de la palabra Bondage y que a efectos prácticos se refiere a las prácticas eróticas basadas en la inmovilización de una persona.
Digo que son eróticas no normativas y a lo mejor hay quien piensa que no hay para tanto, que él acostumbra a atar en sus relaciones, que son más bien convencionales (o vainilla, en el argot propio del BDSM). En la inmovilización, como en la mayoría de prácticas eróticas, hay grados y en función de dónde nos situemos puede parecer más o menos extremo. La misma base hay en coger los brazos de alguien por las muñecas con tus manos para mantenerlo quieto mientras estáis practicando el misionero que hacer una atadura de shibari (arte erótico de nudos y cuerdas). Y son dos eróticas muy diferentes, quizás cada una en un extremo de esa idea común que es tener a alguien inmovilizado y a tu merced.
Diferentes grados en la inmovilización
Entre esos extremos hay muchas posibilidades. Una de las más habituales es utilizar esposas, las hay para muñecas y para tobillos (como las que te enseño en la foto, de la colección skandal de la marca propia de Diversual). Si bien se puede atar con un simple pañuelo o unas vendas que tengamos por casa, optar por un accesorio de una tienda erótica nos va a dar más comodidad y seguridad. A partir de aquí, si queremos ir aumentando intensidad, hay diferentes posibilidades: cintas de satén, esposas que se atan entre ellas, con enganches para forzar determinadas posturas, arneses que inmovilizan los brazos al cuerpo, cintas para atar a la cama, entre otras muchas posibilidades. Y para los más expertos, cuerdas con las que construir las propias ataduras.
Usar cuerdas es un nivel pro en las ataduras. Se conoce como shibari al estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos. La persona atadora utiliza cuerdas con las que va rodeando el cuerpo de la persona atada y mediante nudos va inmovilizando y creando figuras. Es algo realmente bonito que las personas que están inmersas lo viven de forma muy especial. Y también es complicado, no cualquiera puede atar de este modo, requiere de un aprendizaje para hacerlo de forma segura. Hay cursos donde personas con maestría en el shibari enseñan la técnica y los cuidados a tener en cuenta.
Pero no hay que llegar a ese punto y si lo que te gusta y te apetece es que simplemente te aten las muñecas la una a la otra, está fenomenal. Recuerda que en el sexo no hay una competición con nadie (tampoco con una misma) para conseguir hacer más. No hay que superar niveles constantemente, sino disfrutar con lo que se hace. Lo cual no quiere decir que no se puedan ir probando cosas y ampliando límites, si es lo que se quiere y con seguridad y sensatez.
¿Por qué excitan las ataduras eróticas?
Hay, obviamente, dos roles implicados: quien ata y quien es atado o atada. Lógicamente, la excitación tiene una base similar y complementaria que puede originarse en:
– Sentirse a disposición de la otra persona. / Tener a una persona a quien le puedes hacer a tu disposición (siempre todo consensuado previamente, de esto hablaremos en el apartado siguiente).
– Sumisión / Dominación. Cesión del poder.
– Dejarse llevar al no tener que pensar qué hacer y poder “desconectar” la mente / Controlar en todo momento lo que se puede hacer y el ritmo del juego.
– El misterio de no saber qué va a pasar / Las posibilidades de poder hacer cualquier cosa (insisto, pactada).
– El morbo durante el proceso de atar, tanto para quién da como para quién recibe.
– El tacto físico de las propias herramientas con las que se ata. Las personas que disfrutan con las cuerdas describen la sensación que estas les provocan como de un abrazo.
Cosas a tener en cuenta con las ataduras
Como todo juego erótico hay un mínimo indispensable: que todo sea consensuado y se pacten los límites de qué se quiere hacer y hasta dónde. Como estamos en juegos vinculados al BDSM (en mayor o menor grado), hay otra cuestión fundamental: tener mucha confianza con la persona que se practica. Esto es necesario en todos los encuentros sexuales que tengamos, pero cuando estamos hablando de ceder el poder, más y si encima alguien va a estar sin posibilidad de moverse, más aún.
Partiendo de esta base, algunas cosas a tener en cuenta:
– Las ataduras no deben ser demasiado fuertes, deja un dedo entre la cinta y la parte del cuerpo. Tiene que poder circular la sangre.
– La persona que ata debe estar pendiente de cómo se encuentra la persona atada y no dejarla sola. Si vemos alguna señal de incomodidad, preguntar.
– Si eres la parte atada y no te sientes cómoda física o psicológicamente, dilo. Recuerda que esto es para pasar un buen rato.
– Evita el alcohol u otras substancias. Hay que estar muy consciente para notar las sensaciones producidas.
– Pactad previamente qué cosas se pueden hacer y cuáles no. Eso no impide que durante el encuentro se pueda hablar y matizar. La comunicación es fundamental.
– Si queréis ampliar sensaciones, probad de tapar los ojos a la persona atada. O usar una mordaza para que no pueda hablar. La sensación de vulnerabilidad por un lado y de control por el otro aumenta. Ve de menos a más intensidad, no te lances a todo a la primera de cambio.
– Utilizad una pluma para acariciar el cuerpo de la persona atada. Y quien dice una pluma, dice cualquier tacto que genere nuevas sensaciones.
Ya sabes que las ataduras eróticas son una cuestión de intensidades. Teniendo todo esto en cuenta, tú decides hasta dónde quieres llegar. Solo un último consejo: disfruta.
Se nota el punto de vista de una mujer, aunque usted sea una experta. La primera vez que fui atado de pies y manos fui expuesto frente a la ventana que daba a la comunidad de vecinos. Desnudo y durante unos minutos.
Tras esto me taparon la cara con mi propia camiseta y mientras estaba arrodillado atado de pies y manos sobre la cama, tuve que arrastrarme hasta el teléfono fijo, que estaba sonando.
El siguiente día, la imaginativa chica que tenía el mando, me ató a la cuerda de la persiana y luego a la barra del armario, por supuesto dentro,y durante mucho tiempo.
La
Imaginación es sorprendente y supera cualquier ejemplo,.como los que ha indicado. Tan habituales que llegan a ser aburridos.
El artículo habla de iniciación a las ataduras eróticas. Lo que tu comentas son ejemplos más concretos, quiero pensar que consensuados, que no tienen tanto que ver con el nivel de ataduras, sino con el nivel de humillación. No en todas las ataduras, la humillación tiene por qué estar presente. Ni en todo el BDSM, claro. En cualquier caso, la imaginación es sorprendente, estamos de acuerdo.