Tradicionalmente, la educación sexual ha consistido en hablar de riesgos, de peligros, de precaución. A veces, algo de biología centrada en los genitales y, en el mejor de los casos, saber poner un preservativo. Y poco más. Sin embargo, con esto, poniendo el foco en prevenir, resulta que últimamente las noticias apuntan a un aumento de los contagios de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual). Parece claro que este modelo educativo no está funcionando.

Entonces, ¿qué tal si le damos una vuelta?

Eso es lo que pretendo en mi libro Las cosas claras (Plataforma Editorial, 2019): plantear una educación afectivo-sexual para jóvenes que aporte una visión integral de la sexualidad. Con una perspectiva sana y positiva, esta visión integral incluye hablar del cuerpo (nuestra principal herramienta para la sexualidad), de las identidades y orientaciones sexuales (desde el respeto a la diversidad), de la prevención (porque hay que seguir haciendo énfasis en ello), de las prácticas eróticas, del consentimiento, de las relaciones de pareja sanas, de Internet, de la pornografía…

Desde una visión actual, el objetivo es que chicos y chicas tengan información clara y rigurosa que les ayude a desmitificar y a enfrentarse a diferentes situaciones.

Las cosas claras está escrito directamente para jóvenes (a partir de 12-13 años), pero también es una herramienta útil para padres y madres que les ayuda a afrontar el tema con sus hijos e hijas. Y es que los adultos no hemos tenido educación sexual.

En Las cosas claras encontrarás algunas respuestas pero, sobre todo, te animará a pensar, a reflexionar y a encontrar tu propia sexualidad.

Puedes comprarlo aquí.

Presentación Las cosas claras