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DSC_0669-001Por razones que carecen de interés, me encontraba yo en una habitación de una casa vacía rodeada de libros antiguos. Varios llamaron mi atención, entre ellos uno titulado «La sexualidad femenina». Como eran textos huérfanos, en busca de lector, me lo llevé para echarle una ojeada, pensando en que daría una visión como mínimo curiosa por la perspectiva del tiempo.

Ya en casa, repaso la portada y leo el subtítulo «Una investigación estadística». ¿Datos estadísticos sobre sexualidad? Me recuerda a los conocidos estudios de Alfred Kinsey o de Shere Hite. ¡Resulta que eso es! Una investigación sobre sexualidad femenina, similar a las que hicieron estos investigadores norteamericanos, pero anterior y a nivel español. El autor del estudio fue el doctor Ramón Serrano Vicens (Zaragoza 1908, Valencia 1978) el cual, entre 1932 y 1961, estudió de forma sistemática la sexualidad a través de entrevistas a 1.417 mujeres. El libro permaneció inédito hasta 1971 ya que en la época franquista era complicado publicar un libro de semejante temática.

El estudio es muy completo y explora aspectos como la masturbación, caricias premaritales heterosexuales, el coito precoyungal, matrimonial y extraconyugal, las prácticas homosexuales y deducciones finales. También incluye diez historias sexuales concretas. Si uno piensa en la época en que está hecha la investigación, sorprende que se traten determinados temas. ¿Coito extraconyugal en mujeres? ¿Prácticas homosexuales? En un momento muy restrictivo, altamente moralizado, en el que la mujer no gozaba de sexualidad, el hecho de nombrar estos temas es ya de por si interesante. Y más allá del índice, están los resultados obtenidos. Algunos de ellos apuntan:

– Al interrogatorio directo sólo un 8% de las mujeres manifestaban conocer la masturbación, mientras que en un interrogatorio concienzudo y bien llevado demuestra que un 83% habían ejecutado, al menos en alguna ocasión, alguna forma de experiencia autoerótica con orgasmo.

DSC_0670-002– El 90% de las mujeres realizaron y recibieron caricias premaritales heterosexuales, pero solo el 30% obtuvo habitualmente el orgasmo completo, debido a la falta de habilidad masculina.

– La práctica del coito preconyugal arroja una frecuencia global del 32,5%, acumulando una gran diferencia según clases sociales. La clase obrera destaca con un 41,4%. En las clases más altas, es del 7,3%.

– La aparición del orgasmo antes del décimo día de matrimonio fue de un 35% en mujeres que nunca se habían masturbado y del 94% en aquellas que previamente ya habían experimentado orgasmos por diferentes medios.

– El 31,2% de las mujeres hasta los 45 años practicaron en alguna ocasión el coito fuera del matrimonio y un 57,7% manifestaron haber sentido alguna vez deseos extraconyugales que reprimieron, principalmente, por coerción moral y social.

– El total de mujeres solteras que han tenido deseos de gozar sexualmente con alguna amiga o conocida asciende al 66,5%; el 32% llevaron a la práctica ese impulso.

Aunque Serrano Vicens tuvo especial cuidado en especificar el celo con que realizó las entrevistas, por la época y por el tipo de estudio es fácil que surjan dudas razonables sobre hasta que punto estos resultados son válidos. Pero es muy loable que en 1961, en España, se hablara de la sexualidad femenina superando moralismos y diciendo cosas como que «la necesidad de placer en la hembra humana está netamente diferenciada de la función de procreación» o mencionando que «el equilibro entre impulso y satisfacción sexual consigue un mejor concepto de la propia personalidad» o manifestando que «estimo de cobardía moral el tratar de salvaguadar la moral en el miedo físico».

En el libro de Serrano Vicens, también se puede leer cosas como que «sólo los hijos a quienes dio ser un verdadero amor, traducido físicamente en coito altamente satisfactorio por ambos partícipes, determinó hijos lo más perfectos posibles dentro de la capacidad racial de los padres». Es decir, que los mejores hijos salen de los buenos polvos. Pero bueno, no se lo tendremos en cuenta porque condenar la moralidad, huir del estereotipo de la frigidez en la mujer y defender la sexualidad femenina en una época en que eso era ir contracorriente ya vale para que el Dr. Ramón Serrano Vicens se haga ganado mi simpatía. Cosas que se descubren una tarde cualquiera en habitaciones donde «solo» hay libros antiguos.

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