Relaciones tóxicas, personas tóxicas, amores tóxicos. Desde hace un tiempo, está de moda aplicar este adjetivo a las relaciones. ¿Y en el sexo? También existe un sexo tóxico, al fin y al cabo, los encuentros sexuales son relaciones, amores y personas.
Una relación tóxica es aquella que resta más de lo que aporta. Son, por ejemplo, relaciones basadas en el miedo o en la mentira o en el egoísmo; donde uno decide siempre o donde no hay confianza; relaciones idealizadas o desiguales. A veces no son evidentes y necesitamos un tiempo para darnos cuenta de que nos están robando energía.
El sexo tóxico seguiría el mismo patrón. Antes de avanzar, aclaro que no aplico el calificativo de tóxico al sexo no consentido. Por supuesto que cualquier intercambio no consentido resta y hace sentir mal pero ya sobrepasa el calificativo de tóxico. Eso son violaciones. Tampoco entiendo con este adjetivo los trastornos vinculados a la sexualidad, ya sean de tipo físico o psicológico.
Hace unos días vi la película Stockholm (España, 2013) que trata – inicialmente – sobre un cortejo clásico entre dos jóvenes con el fin de acabar en la cama. Además de recomendable, el film muestra un ejemplo de sexo tóxico: aquel que se consigue con mentiras, con falsas adulaciones, con manipulaciones. Por supuesto tiene que haber un coqueteo previo y unos halagos necesarios. Pero de ahí a engañar a alguien – y a sus sentimientos – hay una diferencia. Lo que para uno puede ser el simple juego de la seducción, para otro puede suponer algo doloroso. Porque hay personas más sensibles, porque hay quién es más crédulo, porque a lo mejor no conocemos el pasado o la situación en que se encuentra nuestro acompañante temporal.
Otro tipo de sexo tóxico consiste en usar el sexo como herramienta para conseguir algo. A ver, el sexo es una herramienta para nosotros mismos: para conocernos, para disfrutar, para evadirnos, para jugar. Pero se convierte en tóxico cuando lo usamos para manipular a la otra persona o para obtener algún tipo de beneficio. Por ejemplo, un chantaje sexual – no siempre consciente – que sirva para premiar o castigar a la pareja.
Un aspecto muy importante para saber cuándo estamos ante un encuentro dañino es valorar cómo nos sentimos el día después. El durante es fantástico: la excitación lúbrica, el juego apasionado y el orgasmo intenso. Pero a la mañana siguiente nos sentimos vacíos o con remordimientos. A veces podemos prever que con determinada persona o en determinada situación nos vamos a sentir mal, otras veces no podemos anticipar. Si es el primer caso, no vale la pena. Si es el segundo, de los errores se aprende. Es importante pensar cómo vamos a sentirnos mañana cuando nos planteamos, por ejemplo, una infidelidad.
La falta de comunicación y confianza sexual con tu pareja puede tener como consecuencia un sexo tóxico. Comunicación para poder decir qué y cómo gusta determinada práctica y confianza para contar los deseos más íntimos, las fantasías más perversas o los gustos menos comunes. Si no es así, tendremos encuentros sexuales pero tienen muchos números para no ser satisfactorios y que acaben siendo sexo por compromiso.
El sexo tóxico no siempre es evidente. A veces somos nosotros mismos quienes lo provocamos sin darnos cuenta. Es una muestra más de las relaciones de nuestro tiempo, donde prima el individualismo. Por ello es importante estar atentos a las necesidades del otro, aunque sin olvidarnos de nosotros mismos. Una pizca de generosidad combinada con una pizca de egoísmo como ingredientes del cóctel del sexo. Y de la vida.
Que importante la comunicación,que bien haces en recordarlo.Ví la película de la que hablas y me gusta todo lo que has extraido de ella y como lo explicas,por eso me atrevo a preguntarte si es que has visto «Elle» de Verhoeven con Isabel Hupperte,tu opinoión sobre si lo que allí vemos se puede considerar sexo tóxico o es ya otra dimensión.Me parecen complejos los caminos sexuales de los protagonistas o quizá es que sean simplemente exagerados.Gracias.
No he visto «Elle», pero me la apunto para verla y darte mi opinión. Gracias por la sugerencia. ¡Un saludo!
Muchas gracias,puede ser sórdida y morbosa pero creo que interesante desde el punto de vista psicólogico y sexológico.Un saludo.