Ningún lector de La Novela Picaresca debe dejar de leer La Novela Exquisita la más erótica y sugestiva. Todos los sábados, un tomo con una novela completa.
Precio: 60 céntimos;
Así se anunciaba, en la contraportada de los libros, una colección de novelas eróticas en los años 20 del pasado siglo. Este género, tan en boga actualmente, ya tuvo una amplia presencia en aquella época en España y si bien ahora se dirige mayoritariamente a un público femenino, en aquella época eran los hombres – heterosexuales – los principales destinatarios (ni la sexualidad de la mujer ni la homosexualidad se expresaba libremente en aquellos años).
La literatura erótica de principios del siglo XX era un producto considerado popular, formado por librillos cortos (de 30 a 60 páginas) en colecciones de publicación periódica, habitualmente semanal. Eran títulos de bolsillo, de lectura rápida y precio asequible, lo cual facilitó que tuvieran una gran difusión.
Hubo más de 250 colecciones compuestas cada una por varios ejemplares. Por ejemplo, la colección «La Novela Galante», editada en Barcelona de 1918 a 1923, publicó 300 números y «La Novela Picaresca», en Madrid de 1922 a 1927, constó de 222 ejemplares. A las publicaciones oficiales, hay que añadirles otras de carácter clandestino (sin editor o imprenta conocidos o con datos falsos), publicadas así para evitar la censura y esquivar la ley que castigaba con multas por ofender a la moral, las buenas costumbres o la decencia pública. Con todo esto, se estima que se publicaron unos 5.000 títulos. «La flor de Florita», «El túnel del amor prohibido», «Me acuesto a las ocho» o «La pollita de Madame» fueron algunos de ellos. El doble sentido y la ambivalencia eran habituales.
¿Qué tipo de erótica relataban?
Trataban muchos aspectos y algunos se repetían, lo que nos da una pista de cuáles eran los temas preferidos de la época, al menos para el público hetero-masculino. Destacaban el voyeurismo (viendo cuerpos femeninos desnudos o a mujeres masturbándose), las prácticas eróticas entre mujeres, el sexo oral y anal. Se pueden encontrar algunos casos de zoofilia (con mujeres) y de BDSM suave.
También refleja información interesante respecto al ideal femenino de belleza. Describen a la mujer como «jamona, opulenta de carnes, de pectorales globosos y de exuberantes nalgatorias». Más adelante, aparecen nuevos códigos de femineidad y con ellos, se cuelan algunas mujeres delgadas y de pelo corto.
Por lo que respecta al hombre, en general se presenta dotado de una enorme virilidad y en bastantes ocasiones las historias giran entorno al hombre maduro iniciando a jovencitas (a veces, demasiado jovencitas, pero eran otras épocas). También encontramos muestras a la inversa: el chaval desvirgado por una mujer madura.
En definitiva, estos textos son una interesante muestra de cuáles eran las fantasías eróticas heteropatriarcales hace 100 años. Por cierto, no difieren mucho del porno actual más mayoritario.
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