Dicen que los orgamos se sienten mucho más intensos. Dicen que es dejarse llevar. Y en juegos de dos, dicen que es el control absoluto. También es una práctica muy peligrosa y nada recomendable. Estoy hablando de la hipoxifilia o asfixia erótica.
No necesita demasiada explicación, se trata de una práctica de control de la respiración (breath control o breath play) donde se busca llegar al límite. A veces, tan al límite, que se juega con el desmayo por falta de oxígeno.
Según algunos estudios, cuando se priva al cerebro de oxígeno, se puede provocar un estado de lucidez semialucinógeno llamado hipoxia. Combinado con el orgasmo, dicen que la sensación es intensa y poderosa. Y altamente adictiva.
Se juega solo o acompañado. Hay quien se autoaplica la asfixia durante la masturbación. Puede ser un mal asunto, al estar solos tenemos menos posibilidad de reacción si algo sale mal. Que se lo digan al actor David Carradine y a algunos otros, que supuestamente fallecieron así. Dentro de los juegos en pareja, se vincula a prácticas donde se cede el control. En este caso, para quien controla es lo máximo y para quien es controlado implica una cesión (y confianza) absoluta.
El control de la respiración puede practicarse de diferentes maneras. Cubriendo la cara de la persona (film transparente, máscaras, bolsas…), con cuerdas u otros elementos alrededor del cuello o simplemente con las manos, presionando las arterias carótidas que llevan la sangre al cerebro y privándolo, así, de oxígeno. Por supuesto, quién se anime, ha de ser muy consciente de lo que está haciendo y con quién. Definir un gesto de seguridad (las palabras no valen) y no arriesgar demasiado (entiendo que esto último es difícil, el riesgo es parte de la «gracia»). No está indicado para nadie, pero menos para personas con problemas de corazón o de circulación. En caso de jugar, sería interesante conocer técnicas de reanimación. Esto es serio, señores.
Si uno se aficiona a este pasatiempo, puede haber otro peligro. Al acostumbrarse a aguantar cierto nivel de asfixia (y de placer), intentar llegar cada vez un poco más lejos para superarse, para alcanzar un nuevo nivel. Si a esto le unimos la adicción y la búsqueda del riesgo, tenemos un cóctel demasiado aventurado.
En los asuntos del sexo no inventamos nada nuevo. Aquí tampoco. La práctica de la asfixia erótica está documentada desde el siglo XVII. Se recetaba como tratamiento contra la disfunción eréctil ya que se comprobó que la falta de oxígeno provocaba erecciones e incluso eyaculaciones post mortem. Los hombres condenados a la horca fueron los involuntarios conejillos de indias de este experimento.
El placer engancha pero, sea como sea, no te quedes nunca sin aliento.
Sin duda sexo al límite, donde el riesgo, el placer y determinadas respuestas biológicas se unen. Con la hipoxia no solo existe el riesgo de perder el conocimiento o morir. También hay riesgo de lesión cerebral. Las neuronas que no tienen suficiente riego sanguíneo mueren y ya no hay marcha atrás. Por eso es tan importante tomar las precauciones que muy bien has comentado Arola. Lejos de aplicar el paternalismo y los prejuicios que tanto odio, no condeno a quien lo practica. Solo digo que la precaución en estos casos es indispensable. Un saludo!
Si, pueden haber pequeñas lesiones. Y la suma de pequeñas lesiones, causar una mayor. Coincido contigo en que no es cuestión de paternalismos, sino de sensatez. Gracias por tu comentario. Un saludo!
Muy bien explicado Arola! Confieso haber jugado muy irresponsablemente con el tema, pero una vez documentada, todo da más respeto y no es para tomárselo a la ligera… Haces muy bien en recomendar ante todo confianza, seguridad, responsabilidad y sensatez.
Besitossss
¡Gracias por tu comentario! Y sí, hay cosas que hay que hacer con precaución. ¡¡¡Besos!!!