Desde hace unos días está en marcha una campaña del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para concienciar y alertar sobre el consumo de alcohol entre menores, cosa muy necesaria dada la temprana edad en que los jóvenes empiezan a consumir y por la poca idea de peligro que, socialmente, se tiene ante esta droga. Hasta aquí todo bien, más que bien diría. Pero éste no es un blog sobre prevención del alcoholismo.
La campaña consta de varios carteles, cuñas, vídeos, banners… con diferentes mensajes que alertan sobre los peligros del alcohol en jóvenes y acaba con un mensaje irónico a los adultos «tranquila, tu hijo seguro que no bebe». El masculino y femenino, así como la relación con el menor (hijo, sobrino, primo, alumno…), cambian en los diferentes carteles dando a entender que se dirige a todos y a todas. Pero es aquí donde uno de los mensajes, el vinculado con el sexo, chirría.
«El 68,2% de los menores de edad ha consumido alcohol en el último mes.
Tras su consumo, se constata un mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas.
Pero tranquila, tu hija seguro que no bebe, ¿verdad?»
Revisando la campaña, resulta que no hay equivalente masculino en este caso. Es decir, no hay un mensaje de «tranquila, tu hijo seguro que no bebe».
Aunque el mensaje es loable (el alcohol no es un buen acompañante, tampoco en las relaciones sexuales), no puedo evitar pensar que bajo el mensaje subyacen – consciente o inconscientemente – algunas ideas erróneas:
– Las relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol causan perjuicios solo a las mujeres.
– Nos preocupa que nuestras hijas sean abusadas pero menos que nuestros hijos sean abusadores por culpa del alcohol.
– Los chicos no tienen que preocuparse por la protección en las relaciones sexuales.
– Damos por hecho que son relaciones heterosexuales (dejando fuera, una vez más, las relaciones entre personas del mismo sexo).
– La mujer es la responsable, en el fondo, de las relaciones sexuales sin protección o no consentidas.
Lo que esta campaña transmite es que seguimos viendo la sexualidad bajo un modelo heterosexual y patriarcal. Es un modelo excluyente, de peligro y en el que el papel de mujeres y hombres sigue estereotipado. Ellas han de protegerse ante las relaciones sexuales, en ellos la responsabilidad es menor. Tenemos que ir interiorizando la diversidad y las relaciones igualitarias porque así no se nos colarán mensajes bienintencionados pero mal ejecutados.
Entiendo que esta no es una campaña directa de educación sexual, pero resulta que la educación no se realiza solo en las aulas o en casa. La educación también llega a través de películas, series, publicidad, campañas institucionales… porque todo eso da una imagen de los hombres, de las mujeres y de sus relaciones.
Solo que hubieran puesto hijo, el significado habría sido muy diferente. Los pequeños detalles, en este caso una simple vocal, muchas veces son determinantes.
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[…] en las noticias, comentamos la campaña del Ministerio de Sanidad sobre el consumo de alcohol en menores y el desafortunado cartel, ya retirado, que lo vinculaba con las agresiones […]
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Sigo diciendo que esto es falta de educación y de información y sobre todo respeto.
Quisiera hacer un comentario sobre unas ideas que expuso la experta en sexo Arola Poch el pasado jueves 16 de noviembre en el programa de RNE «El ciudadano García».
Considero que el hecho de que algunos animales tengan comportamientos homosexuales no justifica estos mismos en los humanos. Por que entonces el comportamiento asesino de muchas especies justificaría el asesinato en los humanos.
La especie humana tiene una ley natural humana, no animal.
No es justo comparar las actitudes sexuales de l@s homosexuales con las de algunos animales, puesto que tanto aquellos como los heterosexuales, bisexuales, etc. tenemos una diginidad, una inteligencia y voluntad que los animales no tienen.
Para acabar quiero decir que estimo mucho a los animales, pero mientras ellos funcionan por el instinto nosotros tenemos la posibilidad de decir libremente que sí o que no, gracias a nuestro libre albedrío.