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Estaban teniendo relaciones sexuales y ella preguntó «¿estamos haciendo el amor o follando?», él dijo «qué más da como lo llamemos». Y siguieron, sin hablar. Pero no daba igual. Ella se quedó con ganas de que él le hablara sucio.

sexoyoido

El oído, como órgano sensorial que es, nos hace sentir. Usar determinadas palabras puede resultar excitante al conseguir estimular la liberación de dopamina, neurotransmisor que juega un papel importante en la excitación sexual. Así que en las artes amatorias es importante qué se dice, cómo y cuándo. Parece que las mujeres nos excitamos más por el oído que los hombres. Y que ellos son más visuales. Sea en mayor o menor porcentaje, todos los sentidos juegan en el sexo.

Desde palabras cariñosas hasta un lenguaje más vulgar. Dicen que a los hombres les excita que se diga su nombre. Y que a las mujeres nos gustan los halagos sinceros o que nos digan cuánto nos desean. Todo tiene cabida. Incluso hay quien especifica que es mejor susurrar al oído izquierdo, ya que ciertos estudios señalan que se recuerdan más de un 70% de términos emocionales cuando se escuchan con el oído izquierdo y un 58% cuando es con el derecho. Esto es así porque el lado izquierdo está controlado por la parte emocional del cerebro.

Si de hablar y sexo se trata, quiero recuperar la petición de ella al inicio de este artículo: el hablar sucio o dirty talk. Se trata de usar un lenguaje soez durante el sexo. Las palabras tienen connotaciones y aunque sean sinónimas, no significan exactamente lo mismo. Precisamente ese matiz es el que potencia la excitación. Y es importante el momento en que se usan. Así, llamar «puta», puede agudizar la experiencia. Pero dicho inoportunamente, puede convertirse, en un potente inhibidor.

Si uno busca dirty talk en internet, aparecen bastantes artículos, dirigidos a mujeres, con expresiones a usar para hablar sucio en la cama y hacerlo bien. Yo me imagino a esa chica, cohibida pero con ganas, memorizando la frase, pensando (y agobiándose), «¿La digo ahora? ¿Mejor más adelante?» Y deshaciéndose de ella cuando puede, sintiéndose, quizás, ridícula. A mi me parece que todo ha de ser más natural y fluido. Si te apetece y te gusta déjate llevar y saldrá. A lo mejor no dices esa frase de manual, pero será una frase tuya. Y no hay nada más sexy que ser uno mismo.

Los estereotipos nos dicen que ellos están deseosos siempre de que la mujer use determinado lenguaje. Y somos nosotras las que tenemos más reparos. Pero no siempre es así y, por ejemplo, la conversación del principio está basada en hechos reales.

En definitiva, habla sucio, romántico, tierno o apasionado. Pero habla. O gime o jadea. Porque el oído es importante en el sexo. Aunque tampoco hay que pasarse. En el punto medio está la virtud.

 

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Showing 11 comments
  • Gotzon
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    Cuanto poder tiene la palabra…

    Una palabra, o frase, dicha en el preciso momento puede ser capaz, desde provocar un inesperado orgasmo, hasta causar el efecto contrario (de sonar demasiado falsa, vulgar, dicha a destiempo…)
    Entre estos dos extremos supongo que todo es posible, anda que no hay combinaciones. 😉

    • Lola Poch
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      La palabra y su buen uso tiene un poder enorme. El qué, el cómo y el cuándo se dice. Combinaciones pueden haber tantas como gustos posibles 🙂 Gracias por tu comentario 🙂

  • Gotzon
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    Por compartir una sonrisa, y ya que se apunta que a los hombres nos gusta escuchar nuestro nombre… invitaría a las «desconocidas» a preguntarlo en el momento más álgido..

    -Ufff, cabrón, ¿Co…Como me has dicho que te llamabas?

    XD

    • Lola Poch
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      Yo creo que precedido de ese «cabrón» y según en qué momento…. todo se perdonaría 😉

  • Lonndinium
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    El oído por supuesto, frases como dame o follame pero dichas por ella en este caso hacen maravillas, combinado con, incluso la petición de algún que otro azote, que me dejo sorprendido en ese momento

    • Arola Poch
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      Totalmente. Ciertas cosas en un determinado contexto son muy excitantes. Besos! 🙂

  • Ignasi Tebé Morera
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    El oído, a nivel sensual, es un órgano casi más poderoso que el pene. Los hombres y las mujeres podemos jugar con él casi hasta el orgasmo, dentro del contexto sexual tiene un poder casi ilimitado.

    • Arola Poch
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      Coincido, el oído es poderoso. ¿Y qué me dices del tacto? A veces nos centramos en los genitales cuando hay infinitas maneras de disfrutar. Gracias por tu comentario, Ignasi!

      • Ignasi Tebé Morera
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        Te invito a leer lo que escribí sobre el tacto en: http://sexodeangel.blogspot.com.es/2013/10/sexo-sentido-con-tacto.html
        Besos de todo corazón

      • Maria
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        Es cierto el oído es uno de los órganos más estimulantes en el sexo incluso más que el genital, pero las palabras tienen que ir acompañadas del tono de voz adecuado, de deseo, pasión o entusiasmo y gemidos, si no no surten ningún efecto o el contrario, suena vulgar y enfría sin el tono de voz y la intensión adecuada así como mirada y otros gestos que denoten deseo, a mí particularmente lo muy directo y soez me enfría, si es muy empalagoso tampoco, el grado justo está en que contenga una intensidad pasional, algo de cariño, sensualidad y un punto obsceno de lascivia sin llegar a ser ofensivo o demasiado grosero lo que lo estropea todo y eso aveces es difícil en un hombre, pues algunos son muy brutos y las palabras cariñosas las usan fueran del sexo pero no las mezclan sin tener en cuenta que está mezcla de cariño y picante puede resultar altamente excitante, las palabras pueden avivar el deseo o estropearlo por completo y esto muchas veces se pasa por alto en el sexo o incluso una conversación estimulante sin más, mi pregunta o duda muchas veces es hasta donde se transpasan los límites y en que punto un lenguaje soez en un hombre puede ser normal de la pasión del momento o puede ser denigrante y humillante o incluso representar violencia o misoginia hacia una mujer.

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  • […] conexión especial. En ese momento vale verbalizar todo aquello que en otro contexto no diríais. El oído es tan excitante… Le rodeas con tus piernas, para atraerlo hacía ti. Y entonces él coloca sus manos bajo tus […]

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