In Fetichismo

lencería sexy

La lencería erótica es al sexo lo que un buen vino a una cena. El buen vino no es imprescindible para que la comida esté rica, pero le puede aportar un extra. No todas las noches cenarás con un buen vino, pero algún día le añades un toque a la cena. Con la lencería erótica podríamos decir lo mismo, realmente con cualquier detalle que le añada chispa a la relación. Desde juguetes eróticos, a lencería, a juegos… a todo aquello que hace salir de la monotonía sexual. ¡Imaginación al poder! Y si no se te ocurre nada, consulta una tienda erótica como platanomelón que seguro encuentras alguna idea que te llame la atención.

Pero aunque hay muchas posibilidades, hoy vamos a hablar de lencería como complemento a nuestros encuentros eróticos. Soy muy fan de este tipo de prendas, creo que pueden dar mucho juego. Sé que no soy la única, la lencería sexy es uno de los principales fetiches que existen (las medias y los zapatos son otros habituales objetos de deseo). El fetiche puede ir por la excitación al ver a otra persona vestida con alguna prenda en concreto, por oler una prenda usada, por el tacto o la visión de la ropa, por llevarla puesta… Hay diferentes opciones y grados en cualquier fetichismo.

En una reciente encuesta (no representativa) en mi perfil de Instagram un 85% de personas, tanto hombres como mujeres, dijeron que la lencería sexy les pone. Quizás nos gusta porque este tipo de prendas insinúan y sugerir tiene habitualmente más fuerza que mostrar. Puede ser porque tanto vestirse con ella como verla nos prepara para lo que vendrá después. También es posible que nos veamos guapas, atractivas y deseadas con esa prenda. Sea como sea, aporta sensualidad y excitación.

Entrar en el mundo de la lencería es descubrir muchas posibilidades de formas, materiales, colores, tallas… Cuál escoger dependerá de nuestro gusto y de nuestra personalidad. Hay prendas elegantes y otras más atrevidas. Rejillas y transparencias. Medias, ligueros, tangas, kimonos, pezoneras, picardías… ¿Os gusta jugar? Hay lencería de villana (de Harley Quinn, por ejemplo), de boxeadora, de guerrera del espacio… (no pensabas que te iba a destacar lo clásico de colegiala o enfermera, ¿verdad? ¡Hay que superar los tópicos!). Y para quienes dicen aquello de “te comería enterita” pueden empezar por la ropa interior: la hay comestible. En definitiva, seguro que encuentras algo que te encaja. El propio proceso de buscar, planear, imaginar también puede ser divertido.

Lencería sexy en pareja

Volvamos al vino. Habrá momentos en que queramos darle un punto extra al encuentro sexual con la pareja y la lencería es una buena opción. Buscad una pieza que os guste a ambas personas y compradla juntas, eso ya puede ser una manera de ir dejando volar la imaginación. O regálale una prenda bonita, la sorpresa también es muy valorada. Para evitar problemas con tallas, hay opciones que son para todos (antifaces, joyas para el cuerpo, pezoneras…)

Una vez con ella puesta, deleitaos los sentidos: podéis disfrutar viendo cómo resalta algunas partes o cómo se marcan los pezones, acariciando la través de la tela, verbalizando lo bien que te sientes o lo sexy que está para estimular el oído y, en definitiva, dándole un cierto protagonismo a esa prenda. Puedes quitártela parcialmente, jugando con esa tela y sus posibilidades. Hay personas que consideren que un cuerpo desnudo es el mejor vestido, pero en ese momento estáis jugando con ese tanga, picardías, sujetador, kimono… Sería una lástima quitarla rápidamente.

Un apunte: si la estimulación de algunas zonas comienza haciéndose a través de la tela puede resultar más agradable. A veces la persona puede no sentirse cómoda con caricias directas de clítoris o pezones, que son zonas muy sensibles, y a través de la tela sentirlo más placentero al ser una estimulación indirecta.

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Lencería sexy para el amor propio

La lencería erótica puede ser un placer para uno mismo o una misma. Pruébate esa prenda fetish que te gusta tanto (las transparencias, el tanga, las medias con liguero…) y mírate en un espejo resaltando todo lo bonito que tienes.

Si te apetece, puedes seguir jugando y hacerte unas fotos con tu mejor actitud. Créete de verdad que eres irresistible y posa sin vergüenza: espalda recta, pecho fuera, saca culo, pon cara seductora y diviértete sacando tu lado más sexy. Como las fotos son para ti (a no ser que quieras compartirlas en redes, que es tu decisión y también está bien), suéltate.

Y recuerda siempre que una ropa interior cuidada y sexy nos puede ayudar a sentirnos bien, a provocar un ambiente, a excitar, pero al final, lo fundamental siempre es la actitud de quien lleva esa ropa. Unas bragas de algodón con una camiseta de tirantes pueden ser muy eróticas si van acompañadas de ganas, pasión, deseo y provocación. Vístete pero, sobre todo, siéntete sexy.

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