Los contenidos pornográficos están hoy en día muy accesibles. Pasará que nuestro hijo o hija, de forma accidental o buscándolo, acceda a contenido sexual. Y puede pasar a diferentes edades. ¿Qué podemos hacer entonces? ¿Debemos hablarlo? ¿Qué podemos decirle? ¿Cómo puede afectar ver porno a los jóvenes?
De todo esto hablamos en mi sección semanal de sexo en Esto me suena. Las tardes del Ciudadano García (Radio Nacional de España).
Completamos la sección explicando de donde viene la expresión «echar un polvo» y finalizamos comentando una peculiar fotografía de boda con un toque picante.
Escucha la sección pulsando en el podcast que enlazo a continuación. A partir del minuto 30.
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Something has to be absorbed
Interesante tema…, Arola:
¡La curiosidad mató al gato…! Antes o después la vida nos lleva a tod@s y a cada un@ de nosotr@s a caminar por los mismos senderos: un@s lo hacen a la carrera, sin percatarse de ello, ni detenerse a preguntar, a descubrir, a conocer, a experimentar ni siquiera a pensar qué supone para l@s demás todo aquel… «peregrinaje» por los caminos del placer; otr@s lo hacen con indiferencia, como si ese mundo y ese paisaje careciese de algún valor para ell@s; otr@s de ofenden con esos horizontes, como si temiesen perder la visión alcanzad@s por los cegadores resplandores del pecado; otr@s por el contrario sienten la curiosidad de descubrir, conocer, disfrutar, experimentar… (a veces de manera enfermiza). ¿Qué camino debemos permitir que nuestr@s vástag@s tomen? Negar esa información puede ser tan errónea como ofrecerles el pastel (cual la tarta nupcial de esta osada pareja retratada por Michel Kooster ?).
El diálogo, difícil y comprometido, pero sincero y tratado con arriesgada certeza, puede ser una sana solución.
No se pueden poner puertas al campo, así que lo mejar será acompañar en el camino (o al menos ayudar a iniciarlo). ¡Gracias por tu comentario! Saludos 🙂